A veces está bien simplemente no estar bien.

No es necesario estar siempre bien.

El artículo de hoy no tiene que ver con datos científicamente comprobados ni mucho menos con estadísticas o definiciones previamente concebidas. Es una reflexión que apela netamente a lo emocional y a aprender a estar triste y que siento que a veces es sumamente necesario que alguien externo a nosotros lo hable para que podamos permanecer en este estado tranquilo PERO sabiendo que no hay que acostumbrarse.

La tristeza no es realmente lo opuesto a la felicidad. Una persona "feliz" puede perfectamente sentir tristeza.

A veces siento que estamos condicionados por medios externos a mantenernos felices, a gusto y con optimismo siempre. Sonreír ante todo, que el dolor no nos afecte. Ser positivos todo el tiempo hace que no nos mantengamos como personas duales, es decir que manejemos dos polos. Es por esto mismo que cuando nos sentimos mal por algo o nos sentimos tristes o salimos de esta condición de ‘felicidad’ nos sentimos aún más mal porque se supone que no deberíamos sentirnos tristes.

Hey, amigos. No existen emociones buenas ni malas mucho menos emociones que estén bien y otras que “estén mal”. No es necesario estar siempre bien y con mayor razón aún: No es natural estar siempre bien.

El ser humano es una fuente extensa de energía. Tenemos muchas zonas energéticas trabajando y recorriendo nuestro cuerpecito. Es súper indispensable para poder entenderlas completamente experimentar todos los subes y bajas que puede tener esta energía. Estas subidas y bajadas se deben netamente a experimentar todas las emociones siempre y poder sacar algo de esto. A ver, no soy experta en el tema pero si algo tengo claro es que experimentar épocas tristes en la vida sin entrar en conflicto con la pena es saber aceptar todas las condiciones de nuestro cuerpo y nuestra mente. Respetar cada estado emocional por el que pasamos es la única forma de aprender a conocernos en luz y sombra. Además, es una forma bonita de crearles identidad a nuestras emociones (Como la película de Pixar “Intensamente”) y de aprender a convivir con ellas para así poder madurar y crecer.

Los momentos malos son parte de nuestra vida, son parte de nuestras experiencias, son los que nos dan el equilibrio. Y es que todos esos momentos “malos de la vida”, son, en realidad, males necesarios, que existen con un propósito y una razón: hacernos valorar todo lo bello de la vida.

Y aquí viene una parte que creo super interesante de reflexionar: ¿Son realmente estos episodios momentos “MALOS”? Porque finalmente, ¿Quién define lo que está mal y bien en tu vida? Aaahhh… da para pensar.

La tristeza la ven mala porque es lo opuesto de la felicidad que es el bien. Pero al final lo cierto es que no solo existe el bien y el mal y no solo existe la tristeza y la felicidad. TENEMOS MILLONES DE MILLONES DE EMOCIONES DANDO VUELTAS EN NUESTRO INTERIOR. Y aprender a aceptarlas, invitarlas a pasar un rato y a observarlas es la mejor forma de poder entenderlas y superarlas todas.

La observación de alguna forma es conocimiento, al observar algo estamos informándonos, estamos conociéndolo, es así que la auto-observación es auto-conocimiento, es tener un mapa de nosotros mismos. Cuando nos permitimos ese espacio de observación podemos darnos cuenta de que hay emociones que entran y salen de nuestra experiencia, podemos sentir conscientemente lo que nos sucede. Aquí la palabra clave es CONSCIENTEMENTE.

No existen personas buenas ni malas, ni personas miedosas o ansiosas, personas "enojonas" o personas depresivas. Lo que existen son estados por los que divagamos y que si aprendemos a darles su tiempo y su espacio concluiremos el por qué están ahí. Porque al final, creo yo, las emociones y los estados anímicos transitan en nuestro ser para enseñarnos algo nuevo de nosotros que no conocíamos o habíamos experimentado hasta el momento. A si es que sentir pena a veces es completamente necesario. Depende de nosotros darnos el tiempo de trabajarlo y entender qué es. Mantenerse conectado a sí mismo es la clave. Aprender a leerse. Porque al final, mientras sepamos manejar nuestras emociones, mientras estas no nos definan como personas si no como circunstancias, es súper bonito y válido sentirlas.

Entonces, ¿Nos atrevemos a abrazar la tristeza un ratito?